lunes, 7 de abril de 2014

Dificultades de aprendizaje en el aula de primaria



Las dificultades de aprendizaje en el aula,  son un fenómeno cada vez mas frecuente en el ámbito de la docencia. Por ello he decidido hablar sobre este tema, ya que considero que deben tenerse en cuenta todos los inconvenientes que puedo encontrar cuando ejerza mi futura profesión. Puede ocurrir que el profesor a veces se sienta desmoralizado, impotente e incluso incapaz de hacer frente a la situación, pero debemos tener en cuenta varios recursos para poder afrontar dicho problema.

Cuando detectamos un problema en el alumno, lo primero que debemos hacer es localizarlo e intentar averiguar cual es su causa. Puede estar ligado a diferentes variables: familiares, escolares, sociales o individuales. Los problemas de distracción, concentración, control de impulsos y nivel de actividad son frecuentes entre los que tienen trastornos de comportamiento o desarreglos emocionales.



Es necesario un diagnóstico definitivo que debe incluir pruebas físicas, intelectuales y psicológicas que demuestren habilidades y deficiencias, Una vez detectada una dificultad,  debe ser transmitida a un especialista (de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, Equipo de Orientación Psicopedagógica…) para hacer una valoración de las dificultades de aprendizaje y establecer las necesidades del alumno. A continuación es necesario ponerse en contacto con los padres, tienen un papel fundamental en el desarrollo de las capacidades de su hijo. Es necesario que éste sea estimulado también con la tarea fuera del horario escolar. El trabajo conjunto de la familia y el centro  puede reforzar y facilitar la labor del docente, mejorar las expectativas del desarrollo intelectual del niño e incrementar su esfuerzo.


Analizando las opciones a las que podemos recurrir cuando nos encontramos en este caso, llegamos a barajar tres posibilidades. La repetición de curso sería la primera, el alumno no consigue alcanzar el ritmo de clase, de acuerdo con los criterios académicos. Aunque en mi opinión, no es una buena opción, ya que el alumno al repetir curso se siente impotente y desmoralizado, incluso tiende al fracaso escolar. 


La derivación, consiste en ser escolarizado en un Centro de Educación Especial, si se considera que el alumno debe ser atendido más específicamente, con servicios complementarios (logopedas, psicólogos, cuidados asistenciales..etc.)


Y por último el apoyo, es un refuerzo complementario, en el caso de que el alumno consideremos que no debe repetir curso. Como una medida para evitar la repetición, el alumno puede recibir una ayuda por parte de un especialista, asistiendo a clase en determinadas materias, aunque algunos contenidos deben ser trabajados en pequeños grupos. 


 Para que el alumno pueda optar a estas clases de apoyo, lo primero que debemos hacer es el proceso de la adaptación curricular; que puede ser significativa, cuando el desfase del alumno es superior a dos años de retraso, o no significativa, si el desfase del alumno es inferior a dos años.  Se tratan de medidas fáciles de aplicar, no exigen grandes recursos, sino un buen sentido didáctico y una flexibilidad por parte del profesor.  Nuestro objetivo es hacer de las actividades diarias, instrumentos que le ayuden a aprender, a avanzar desde el nivel en el que se encuentra el alumno. El niño ha de desarrollarse a la velocidad que sus capacidades le permitan, no podemos exigirle más de lo que el puede darnos. Para ello hemos de disponer de una estrategia de trabajo, sencilla y eficaz, para adaptar las actividades con facilidad y de manera sistemática.

En una adaptación no significativa no se modifican, eliminan y/o añaden objetivos, contenidos y criterios de evaluación. Sí se modifica la metodología de trabajo y actividades. Sin embargo, en una adaptación significativa, se modifican, eliminan contenidos, objetivos y criterios de evaluación. A continuación voy a como deben de llevarse a cabo estas adaptaciones del currículo:


Normalmente los alumnos con dificultades de aprendizaje, tienden a entorpecer el funcionamiento del aula y requieren una atención específica. Los alumnos pueden recibir esta atención por parte del profesor especialista de apoyo  dentro del aula ordinaria o fuera, en pequeño grupo o de  forma individual, atendiendo a las dificultades del alumno y a las características del grupo clase.   


Para ofrecer una clase de apoyo primero debe tenerse en cuenta el nivel del alumno y las capacidades que este puede cumplir,  a partir de un análisis previo de sus conocimientos, para saber la familiaridad que tiene con el tema. Para ello puede someterse al alumno a una serie de preguntas orientativas o interactuar con él sobre temas que susciten a la proyección de conocimientos previos sobre el temario. 


Tras el análisis de conocimientos previos, llega la adaptación de los contenidos sobre el temario. Las medidas que vamos a tomar están orientadas a la individualización, es decir, la creación de un plan de estudios individual al alumno. Para llevar a cabo nuestro fin hay que modificar  el nivel de complejidad, para ello es necesario: suprimir parte de los componentes de la tarea, segmentarla y presentarla gradualmente, proporcionar un plan de trabajo y facilitar el procesamiento de datos gradualmente.



Para suprimir parte de los componentes de la tarea, nos centramos en contenidos más básicos, eliminando los contenidos de menor importancia y aumentando la cantidad de práctica en los esenciales. Así creamos una especie de ‘escalera’ para que el alumno construya su conocimiento desde una base que es fundamental. Por ejemplo: si el alumno no sabe realizar una multiplicación de dos cifras, empezaremos por reducir los contenidos y enseñarle a hacer una multiplicación simple.



Segmentar la tarea y presentarla gradualmente no consiste exactamente en eliminar los contenidos, sino en transmitirlos de forma pausada y asegurándonos de que el alumno ha comprendido los contenidos presentados antes de pasar a la siguiente cuestión. Por ejemplo: proceder a la lectura de un texto por párrafos, asegurándonos de que el alumno ha comprendido el primer párrafo antes de pasar a leer el segundo. Resulta una estrategia muy efectiva para niños fuertemente impulsivos, con poca capacidad de mantenimiento de la atención o muy poco autónomos en la resolución de tareas.



Facilitar el procesamiento de datos gradualmente, no tiene como objetivo disminuir la complejidad objetiva de la tarea, sino que busca facilitar el procesamiento que el alumno hace de ella haciendo que trabaje con pocos datos en cada proceso, pero sin modificar la presentación prevista. De este modo los alumnos irán centrando su atención en un solo dato cada vez, pero finalmente habrán completado satisfactoriamente toda la tarea.



Proporcionar al alumno un plan de trabajo individualizado, un método o estrategia para que afronte la tarea que le proponemos, ayudándole así también a mejorar su déficit estratégico como estudiante a la hora de resolver sus tareas de forma autónoma. De lo que se trata es de enseñar al alumno planes de resolución de tareas que él deberá adaptar y reelaborar a partir de la práctica. El niño con discapacidad, si quiere llegar a adaptarse y cumplir los objetivos mínimos, debe esforzarse más que los niños con capacidades ‘normales’, para ello, opino que estos alumnos deberían esforzarse también fuera del horario escolar.



Para plantear una actividad adaptada, debemos de hacer un análisis de las variables contextuales, que implican unos cambios en las rutinas cotidianas sobre las que tenemos absoluta libertad de decisión. Nos vamos a fijar en la tarea, el alumno y el contexto del trabajo.  A la hora de plantear una actividad hemos de tener en cuenta, el nivel de abstracción y de complejidad, la modalidad o lenguaje de presentación, la respuesta que se espera, la familiaridad que tiene el alumno con el tema, los procesos de tarea, el tipo de agrupamiento y el tiempo.



El nivel de complejidad viene definido por la cantidad de unidades de información y relaciones existentes entre esas unidades y el nivel de abstracción se define como la distancia que hay entre un acto mental y el objeto o suceso sobre el cual se opera. Ambas variables interactúan a la hora de hacer una actividad determinada más o menos difícil para un alumno dado por lo que resulta conveniente preparar una versión modificada de la misma en la  que uno de los dos parámetros se mantenga pero que el otro se disminuya. Por ejemplo: si a un alumno le cuesta sumar, o restar, podemos acompañarlo con una representación gráfica, lo que disminuye el nivel de abstracción del tema.



Es importante tener en cuenta la modalidad o el lenguaje de presentación, consiste en adaptar el lenguaje utilizado en la materia a las capacidades cognitivas que tiene el alumno. No se trata de cambiar el contenido del mensaje sino de adaptar el lenguaje con el que se expresa haciéndolo menos abstracto para el alumno. Por ejemplo: si el alumno no entiende una definición de un objeto, trataremos de explicárselo con un lenguaje más sencillo para que aprenda el significado.



La planificación de la tarea es muy importante ya que estos alumnos pueden presentarnos varios ‘inconvenientes’ o entorpecimientos a la hora de impartir la clase. Debemos tener en cuenta el tipo de agrupamiento, se refiere a como se ha pensado desarrollar la actividad ( si en grupos, parejas..) En cualquier caso se trata de analizar si el tipo de agrupamiento y la modalidad de trabajo elegidos son los mas idóneos para el contenido concreto que vamos a trabajar y el objetivo que perseguimos. Por ejemplo: si nos enfrentamos a una actividad de comprensión de textos es preferible dividir a los alumnos por parejas, hacemos así de la actividad un ejercicio de cooperación.



Debemos tener en cuenta también el tiempo previsto para la actividad, aunque en esta situación es difícil calcularlo, es frecuente que muchos de los alumnos tengan problemas ya que precisan más tiempo que sus compañeros. En este caso, el tiempo es una variable a la que no debemos ceñirnos demasiado y si lo hacemos puede entorpecernos a la hora de hacer un plan de estudios. En mi opinión, no deben planificarse los contenidos, es el alumno quien debe marcar el ritmo de la clase en cuanto al avance de la materia.



El profesor debe transmitir al niño algo más que conceptos e información, también entra dentro de sus responsabilidades preparar a los alumnos para utilizar sus conocimientos por su cuenta, y adaptarlos a la vida real.  Una forma de hacerlo es con los deberes, a través de ellos, los alumnos desarrollan sus conocimientos trabajando de forma independiente. Actualmente es muy frecuente la queja de los padres hacia los profesores sobre las actividades que los niños deben hacer en su casa, pero realmente desconocen que es muy importante que el niño se desenvuelva fuera del entorno escolar y sepa afrontar sus responsabilidades y deberes. En los niños con dificultades, es fundamental el papel de los padres (o algún otro tipo de apoyo o ‘repaso’) para que les ayuden con la dificultad de la materia si ellos no pueden por si solos, como con la estimulación a hacer sus deberes.



Los niños con dificultades, difícilmente pueden cumplir con la misma tarea que mandamos para el resto de la clase ordinaria. Por ello, seria injusto que los niños con dificultades tuvieran los mismos deberes que los del resto de la clase. Hay que poner deberes que supongan un estímulo, nunca hay que poner deberes que discriminen su inteligencia por ser demasiado difíciles. No debemos olvidar que el niño debe esforzarse en ellos. Hay que poner énfasis en mejorar la rapidez. Por ejemplo: un niño es capaz de hacer 5 problemas de matemáticas en 10 minutos, mientras que el niño con dificultades le cuesta el doble de tiempo.



Si un aspecto de la materia todavía se está impartiendo, y el alumno todavía tiene problemas con él, no debería practicarse sin la supervisión del profesor. Es necesario que los deberes que le mandamos al alumno sean tareas que él pueda completar con seguridad y éxito. Así el alumno a la hora de realizar las actividades se dará cuenta de que las clases han sido productivas y que él por si mismo puede llevarlas a cabo de forma autónoma.



Los exámenes dan la oportunidad al alumno de que refleje y demuestre todos los avances y conocimientos que ha adquirido. Esta imagen clara del desarrollo, les permite a ellos también darse cuenta de sus avances. Cuando el alumno con dificultades, supera un examen, obtiene un sentimiento de victoria que hace que adquiera la confianza suficiente para afrontar el siguiente.



Si a los alumnos con dificultades de aprendizaje, no se les ha impartido la misma parte de la materia que al resto, sería injusto evaluarles de la misma forma. Una manera fácil de adaptar el examen sería ajustando y eliminando los puntos que no ha estudiado y ajustando la puntuación en consecuencia. Como ya hemos dicho antes, los niños con dificultades de aprendizaje no tienen la misma rapidez en resolver las preguntas, así que debemos diseñar un examen que se adapte a sus capacidades de resolución. Con estos métodos se consigue eliminar la precisión social que hay entre los niños que quieren acabar en cuanto antes para salir al recreo o jugar.



Finalmente a la hora de evaluar y calificar al niño debemos tener en cuenta diferentes aspectos. Podemos dar una doble calificación, es decir, evaluar el esfuerzo y progreso a nivel de conocimientos. El nivel de dificultad debe indicarse a parte de su nota. Por ejemplo: Notable/3. Otra forma sería la no calificación, ya que a veces resulta imposible la evaluación de este tipo de alumnos en alguna asignatura. De esta forma, la calificación en el boletín aparecería como ‘no-calificación’. Y como última opción el informe escrito, que detalla con una explicación el progreso del niño con dificultades en un breve párrafo escrito. Así el profesor puede explicarse siendo justo y sincero. En este informe escrito podemos poner los deberes realizados, los resultados de los exámenes, las adaptaciones realizadas, los conceptos asimilados...etc.



Todas estas son las adaptaciones curriculares más importantes que deben llevarse a cabo cuando nos encontramos con un caso igual o semejante en el aula. No son medidas que requieran mucha dificultad, aunque si requieren mucha constancia y seguimiento. Es muy importante que se tomen medidas para que el niño poco a poco consiga cumplir sus objetivos mínimos sin llegar a la desesperación o el abandono de los estudios.




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