lunes, 7 de abril de 2014

Consecuencias del maltrato infantil



Cuando el desarrollo de un niño se ve interrumpido o  se incumplen las tareas evolutivas por parte de los padres o cuidadores, surgen una serie de consecuencias y experiencias traumáticas para el maltratado. Estas consecuencias afectan directamente al niño, alterando así al  normal desarrollo de sus competencias.

Aunque no existe un perfil patológico específico asociado al maltrato, los niños y niñas maltratados suelen manifestar dos alteraciones de conducta, que suelen agruparse en torno a: una tendencia fácilmente perceptible, violenta y antisocial que exterioriza la tensión generando problemas a los demás; y una tendencia al aislamiento y la pasividad caracterizada por la interiorización del conflicto y que resulta más difícil de percibir. Estas dos tendencias no son incompatibles, pero determinadas condiciones del niño pueden aumentar la predominancia de una sobre otra. La interacción entre ambas tendencias suele hacer más probable la exteriorización antisocial en los niños y la interiorización en las niñas. 

La relación entre el maltrato infantil y dichos problemas conductuales se debe al deterioro producido en las tareas evolutivas básicas. Cuando un niño se desarrolla normalmente, las competencias adquiridas en los niveles básicos hacen posible la adquisición de competencias posteriores. En cambio, cuando dichas tareas evolutivas son deficientes obstaculizan el desarrollo de las siguientes. En el caso de estos niños maltratados, los efectos dependerán del periodo de desarrollo en el que se encuentre, la severidad, la frecuencia, el tipo de maltrato y las oportunidades para resolver las tareas evolutivas a pesar del maltrato.
Entre las tareas evolutivas críticas de la infancia deterioradas por el maltrato, se encuentran:
*El establecimiento de los primeros vínculos a través de los cuales se desarrollan las relaciones sociales.
*El establecimiento de la autonomía y la motivación de eficacia, a partir de la cual se desarrolla la capacidad para establecer objetivos propios y tratar de conseguirlos.
*El desarrollo de la interacción entre iguales, a partir de la cual se adquieren las habilidades socio-emocionales más sofisticadas.
A través de las relaciones que los niños desarrollan desde su infancia con los adultos encargados de su cuidado, adquieren los modelos básicos a partir de los cuales aprende lo que se puede esperar de uno mismo y de los demás; de gran relevancia en la regulación de sus emociones y conductas. La formación de estos modelos es una tarea evolutiva muy importante, a partir de la cual se pueden explicar la relativa continuidad que suele existir entre la calidad de la relación que los niños establecen desde la primera infancia y la calidad de las relaciones que se establecen en edades posteriores. Para favorecer el desarrollo positivo, es preciso proporcionar al niño experiencias de interración con el adulto que le ayuden a aprender a: confiar en si mismo y en los demás; a predecir, interpretar y expresar lo que sudece; asi como estructurar de forma consistente su comportamiento en relación al comportamiento de los demás.
Pero cuando el niño es maltratado existen una serie de obstaculos que le impiden dicho aprendizaje. Entre ellos:
*La privación emocional, cuando los adultos responsables del niño no estan psicológicamente disponibles para atenderlos, condición que si se hace persistente es llamada abandono emocional, originando a los niños cierta tendencia a la pasividad, dificultades de aprendizaje y falta de sensibilidad social.
*La ausencia de relaciones estables y previsibles, cuando el niño carece de figuras de apego estable con las que establecer un apego seguro o cuando son tratados de forma imprevisible y contradictoria originando indefensión e inseguridad, e impidiéndole aprender a estructurar su conducta de forma coherente en relación a la conducta de los demás.
*La relación coercitiva como esquema racional básico, orientado al control y al dominio a traves de formas de abuso (emocional y físico), suele orginar una tendencia en el niño negativista y antisocial, de resistencia a los demás, dando lugar a conductas agresivas, similares a las que los adultos han utilizado con el, o bien al contrario, una tendencia a la sumisión absoluta.
En cuanto al logro, motivación de eficacia y la orientación de las tareas, es la motivación que tiene el niño por triunfar, por influir en el entorno que le rodea, y esta motivación va ligada a las interacciónes que establece en el sistema escolar. Estos logros se alcanzan cuando una serie de objetivos planteados son alcanzados de forma independiente, cuando estos objetivos son cumplidos los cuidadores les alientan y les reconocen de forma consistente, interiorizando asi los mensajes positivos que transmiten. Todo ello hace que el niño despierte su deseo de aprender por si mismo, la motivación de un logro y que se enfrente a situaciónes con seguiridad y eficacia. Sin embargo, en el caso de los niños maltratados, se produce un efecto contrario, cuando los intentos de dominio independiente son negativos o los cuidadores por su parte manifiestan rechazo hacia dichos intentos o lo inhiben.  Esto desencadena haciendo que el niño no desarrolle su autonomía, tenga dificultad para tomar decisiones y responda ante las dificultades con inseguridad e ineficacia al anticipar resultados negativos y carecer de pautas adecuadas para controlar su propia conducta.
Es verdaderamente importante la capacidad para relacionarse con nuevos adultos y la motivación de eficacia para lograr una capacidad de adaptación fuera del entorno familiar. Es tan importante hasta el punto de ser considerada una de las principales causas de dificultades de aprendizaje.
La interacción con los compañeros y desarrollo de la competencia social. Con los adultos se produce el primer tipo de relación como consecuencia de la cual se adquiere la seguridad o inseguridad básica. Los compañeros comienzan a influir en el desarrollo un poco después y a través de complejas interacciones estimulan el desarrollo de las habilidades sociales más sofisticadas necesarias para un adecuado desempeño en el papel de adulto.
 Con los iguales se aprende un importante principio social muy importante para relacionarse que no te pueden eseñar los propios adultos. Hay situaciones en las que el grupo no las cumple adecuadamente: porque no hay oportunidades de que estos se relacionen; cuando interactuan sin tener la capacidad para tener relaciones entre iguales o cuando las relaciones entre iguales les sustituyen a las relaciones con adultos (porque el niño carece de oportunidades de tenerlas). 

Los profesionales que se encuentran en la escuela no presentan dificultad en detectar el maltrato. Las conductas adoptadas por los niños son fácilmente observables diariamente y a lo largo del curso escolar. La posibilidad de comparar esta conducta con la de los demás niños esta al alcance del profesor, tambien podemos observar la interacción que tiene el maltratado con su familia.
Estudios demuestran que el profesorado a la hora de detectar un caso tienen serias dudas para inferir a partir de lo que observan, en función de lo cual puede explicarse que con frecuencia no informan de estos casos de riesgo, debido al miedo a equivocarse y a las posibles consecuencias negativas del error.  La inseguridad y falta de información sobre cómo comunicar lo que observan;  las posibles consecuencias legales que podría tener el hecho de equivocarse, asi como el deterioro de las relaciones entre los padres y el niño.
Para prevenir el maltrato infantil, curar a los niños y a las niñas que lo han sufrido de sus destructivos efectos, conviene situar la intervención a distintos niveles, orientándola en torno a los siguientes objetivos:
*Desarrollar la conciencia de los derechos de los niños y las niñas y su necesidad de protección, incluyendo en este sentido la necesidad de sustituir el castigo violento por otras formas alternativas de disciplina, basadas en la comunicación, que les enseñen a respetar ciertos límites y controlar su propia conducta.
*Erradicar las condiciones de pobreza y la exclusión social en las que viven en determinadas familias.
*Mejorar la capacidad educativa de los padres y las madres para garantizar un cuidado atento y adecuado, una relación afectiva cálida y una disciplina consistente.
*Mejorar la calidad de la vida familiar, promoviendo actividades que inviten a la interacción entre padres e hijos.
*Desarrollar alternativas a la violencia reactiva y a la violencia instrumental.
*Enseñar a rechazar la violencia, incompatible con la permisividad.
*Enseñar a respetar límites a través de procedimientos no violentos.
*Desarrollar condiciones protectoras que ayuden a romper el círculo del maltrato, promoviendo relaciones basadas en el respeto mutuo.
*Proporcionar a los niños y niñas que han desarrollado modelos básicos negativos, experiencias de interacción con adultos que tengan adecuada disponibilidad psicológica. Con estos pueden aprender a confiar en si mismos y a interpretar y predecir emociones asi como a estructurar su comportamiento en relación al de los demás.
*Enseñarles a orientar la conducta hacia la consecución de objetivos constructivos, orientandoles a plantearse objetivos, afrontar el éxito o el fracaso.
*Prevenir la exclusión social de los niños maltratados, ayudándoles a establecer relaciones adecuadas con sus compañeros.

Todas estas pautas de actuación son las que pueden ayudar a que el niño maltratado se integre en la sociedad y tenga un buen desarrollo en su crecimiento. Conviene enseñarles a ponerse en el lugar de los demás, colaborar desde la igualdad, expresar aceptación y reducir las frecuentes conductas de rechazo que suelen expresar, pasar a formar parte de una clase homogénea.






BIBLIOGRAFÍA
DÍAZ-AGUADO, M.J. El maltrato infantil. Revista de Educacion, núm 325 (2001), pp. 143-160 (Consultado el 18 de Noviembre)


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